Cuando pienso en perspectiva no puedo creer que dudé en anotarme al Programa IDEAR. Viéndolo ahora no entiendo cómo en ese momento no veía que estaba tomando una de las mejores desiciones de mi vida.

El año que pasé en Alemania fue un antes y un después en mí. Fue un enorme crecimiento en experiencia, en conocer gente, en el estudio, en el trabajo, en los viajes y en el vivir cada día en Berlin.

Desde el punto de vista académico, el estudio en Beuth fue interesante, ágil y lleno de perspectivas nuevas. Desde el enfoque a las materias hasta el enfoque general del sistema educativo dan un valioso aprendizaje que contrasta y se complementa con el tradicional sistema argentino.

Respecto de la experiencia laboral, fuera del programa IDEAR nunca hubiera tenido la oportunidad de trabajar en una de las empresas de ingeniería y construcción más grande del mundo. Con más de 50.000 empleados y valuada en 20 mil millones de dólares, es un lugar increíble para entrar y conocer el funcionamiento de una empresa de tal magnitud. Y por si fuera poco trabajando en la construccion de los dos proyectos de ingeniería de transporte más grandes actualmente en Berlín: la Ringautobahn y una nueva línea del S-Bahn.

En cuanto a la posibilidad de conocer personas, nunca imaginé lo fácil que resultó hacerse amigos de todas partes del mundo. Cómo en seis meses de conocer a alguien uno ya quiere ir a visitarlos a su casa en sus paises de origen, lugares tan lejanos como Jordania, Korea o Kazajstán. Y por último la increíble ciudad de Berlín. Nunca creí que fuera a querer a otra ciudad tanto como a Buenos Aires, que fuera a sentirla como mi hogar. Es una ciudad atrayente, vibrante, llena de actividades, que nunca para. En mi tiempo libre simplemente me dediqué a recorrer las calles de los barrios alejados, de las zonas de casas bajas, de los sectores industriales. Me enamoré de caminar a lo largo de los canales, de los parques enormes, de las torres de las iglesias que asoman sobre el nivel de los techos, de los museos, de los tranvías y de los lagos rodeados de bosque. Y todavía me reprocho no haberla recorrido más.

Y lo que con más alegría me llevo es el gusto por los alemanes y su cultura, porque ninguno de los preconceptos que tenemos sobre ellos es cierto. Son cálidos, atentos, divertidos, amables, fieles y mucho más espontáneos de lo que jamás hubiera imaginado. Me llevo grandes amigos, especialmente mi buddy, y la certeza de que sea como sea y cuando sea, voy a volver.

Sólo tengo para este año palabras de agradecimiento.

Wenn ich in der Perspektive denke, kann ich nicht glauben, dass ich gezögert habe, mich für das IDEAR-Programm zu interessieren. Wenn ich es jetzt sehe, verstehe ich nicht, wie ich in diesem Moment nicht gesehen habe, dass ich eine der besten Entscheidungen meines Lebens treffe.

Das Jahr, das ich in Deutschland verbrachte, war ein Vorher und Nachher in mir. Es war ein riesiger Zuwachs an Erfahrung, Menschen zu treffen, zu studieren, zu arbeiten, zu reisen und in Berlin jeden Tag zu leben.

Aus akademischer Sicht war das Beuth-Studium interessant, agil und voller neuer Perspektiven. Von der Herangehensweise an die Fächer an die allgemeine Herangehensweise des Bildungssystems geben sie ein wertvolles Lernen, das das traditionelle argentinische System kontrastiert und ergänzt.

Was die Berufserfahrung anbelangt, hätte ich außerhalb des Programms von IDEAR nie die Möglichkeit gehabt, in einem der größten Unternehmen für Maschinenbau und Bauwesen der Welt zu arbeiten. Mit mehr als 50.000 Mitarbeitern und einem Wert von 20 Milliarden Dollar ist es ein unglaublicher Ort, um über den Betrieb eines Unternehmens dieser Größenordnung zu lernen. Und wenn das noch nicht genug war, habe ich am Bau der beiden größten Verkehrstechnik-Projekte in Berlin gearbeitet: der Ringautobahn und einer neuen S-Bahn-Linie.

Was die Möglichkeit betrifft, Menschen zu treffen, hätte ich mir nie vorstellen können, wie einfach es ist, Freunde aus der ganzen Welt zu finden. Wie in sechs Monaten, in denen man jemanden kennt, möchte man sie schon zu Hause in ihren Herkunftsländern besuchen, so weit wie Jordanien, Korea oder Kasachstan.

Und schließlich die unglaubliche Stadt Berlin. Ich hätte nie gedacht, dass ich eine andere Stadt so sehr lieben würde wie Buenos Aires, dass ich es als mein Zuhause empfinden würde. Es ist eine attraktive, pulsierende Stadt voller Aktivitäten, die nie aufhört. In meiner Freizeit ging ich einfach auf die Straßen der entlegenen Viertel, der Flachbauten, der Industriezweige. Ich verliebte mich in die Kanäle, die riesigen Parks, die Türme der Kirchen, die sich über den Dächern erheben, die Museen, die Straßenbahnen und die Seen, die von Wald umgeben sind. Und ich mache mir immer noch Vorwürfe, dass ich nicht mehr gereist bin.

Und was ich mit mehr Freude nehme, ist der Geschmack für die Deutschen und ihre Kultur, denn keines der Vorurteile, die wir über sie haben, ist wahr. Sie sind warmherzig, aufmerksam, lustig, freundlich, treu und viel spontaner als ich es mir jemals vorgestellt habe. Ich nehme gute Freunde, besonders meinen Kumpel, und die Gewissheit, dass es was ist und wann es ist, werde ich zurückkehren.
Ich kann für dieses Jahr nur danken.