Finalmente llegó el momento del reporte sobre mis últimos tres meses en Berlín.

Diciembre fue el mes de los Weihnachsmärkte (mercados navideños). Berlín tiene una gran cantidad de mercados, cada uno con un estilo diferente (mis favoritos: los mercados de Gendarmenmarkt, Rixdorf y Schloss Charlottenburg).  Esta tradición tan alemana me fascinó: se respira el espíritu de la navidad en cada esquina. Por otro lado, entendí por qué son tan necesarios: en diciembre los días se acortan muchísimo, y toda la luz de las decoraciones de las calles es vital. El plan perfecto para una tarde fría después del trabajo es juntarse con amigos a tomar un Glühwein, o cocinar unas ricas galletitas navideñas!

En Enero tuve el único examen de este cuatrimestre, ya que como la pasantía era tiempo completo sólo pude cursar una materia. Al igual que el cuatrimestre pasado, con apoyo de compañeros y principalmente mucho estudio, aprobé tanto el examen como el trabajo final. Enero también fue el último mes de la pasantía. Los últimos días en el trabajo tuve que terminar los proyectos abiertos y ultimar los detalles finales. El final de la pasantía fue especialmente emocionante. Por un lado, todos mis colegas organizaron una reunión que terminó siendo una fiesta sorpresa para despedirse. Por otro lado, personalmente me sentí muy feliz por haber logrado lo que en su momento tantas dudas y miedos me producía: encontrar y luego realizar una pasantía de 6 meses en Berlín.

Los cierres y las despedidas coronaron Febrero. Tuvimos que escribir un ensayo y hacer una presentación sobre la pasantía, los cuales presentamos los primeros días de febrero en lo que fue también la última reunión de I.DE.AR. Luego fue tiempo de cerrar la cuenta del banco, de internet, organizar el departamento, y lo más difícil de todo: despedirse de todas las personas con las cuales compartí muchísimos momentos. Sin embargo, no fue un “Adiós” sino un “Hasta luego”.

Y de pronto sucedió lo que hace un año parecía tan lejano: el regreso a Buenos Aires. Me fui de Berlín con una mezcla de sentimientos: por un lado, quería quedarme más tiempo, seguir viviendo, estudiando y trabajando en la ciudad que tanto me enamoró, pero a la vez sabía que tenía a la familia y amigos que tanto extrañaba del otro lado del océano.

Atesoro todos y cada uno de los días vividos durante este año. Estoy completamente agradecida a todas las personas que lo hicieron posible. Fue una experiencia increíble y nunca la olvidaré, no sólo porque siempre estará presente en mi memoria, sino porque todo lo aprendido tanto intelectual como profesional y personalmente me acompañará por el resto de mi vida.

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